Los seres humanos somos animales de costumbres (y optimistas por naturaleza), nos adaptamos a todos los cambios. El nuevo año nos ha sorprendido con uno que ha supuesto un gran reto para todos y que nos ha dejado viviendo en una “nueva normalidad”, un escenario aún desconocido que de normal tiene poco pero que nos ha hecho valorar los gestos más pequeños y que dábamos por sentado: un abrazo, un beso, una sonrisa.
Hoy, las fases iniciales del desconfinamiento ya nos han dado un boceto amplio de lo que nos espera por los próximos meses y no es otro que el hecho que las mascarillas han llegado para quedarse y las llevaremos hasta que exista una vacuna (o al menos hasta que termine el año).
¿Pero que supone para nosotras, las marcas, estas nuevas rutinas sociales? Los nuevos tiempos nos han recordado que debemos aprovechar todos nuestros recursos para evolucionar y también para darle un respiro al planeta. Que reinventarnos va más allá de nuevas colecciones o frenéticos calendarios de moda. Nuestra escala de prioridades ha cambiado, por eso hoy quiero contarles que desde Adriana Castro también estamos poniendo nuestro grano de arena.
En nuestro atelier en Barranquilla hemos fabricado tapabocas. Fiel a nuestra esencia hemos creado piezas sostenibles y personalizadas que se han hecho a partir de los leftovers de nuestra camisa La Coronel. Ideamos diseños que no solo se adaptan a las necesidades de protección que ha dictado el Gobierno y la OMS, sino que también a los gustos individuales.
Como cualquier prenda que elegimos al vestirnos por las mañanas, los tapabocas (o mascarillas) nos sirven como declaración de individualidad en un momento en el que debemos aprender a sonreír con la mirada. Así, con este pequeño gesto, volvemos a soñar con que la moda recobre su curso de personalización y sostenibilidad.
Besos a la Moda,
Adriana Castro