Una nueva entrega de premios, una nueva noche de ¿moda?. El pasado domingo 28 de febrero el Teatro Dolby desplegó nuevamente su gran alfombra roja para recibir a las estrellas más importantes de la pantalla grande, en la edición número 88 de los premios Oscar.
Luego de semanas de preparación y de analizar uno a uno los looks que recorrieron las entradas de premios como los SAG, los Golden Globes o, los BAFTA, los galardones más importantes del séptimo arte reafirmaron lo que desde hace algunas ediciones se murmura: el riesgo en la alfombra roja ha muerto. Atrás quedaron los dramáticos vestidos con juegos de volúmenes y de proporciones, la oda al color y al juego. Así es. A jugar con las texturas, con las asimetrías, con las aplicaciones, con el pantone, con los diseñadores, a jugar a ser una gran estrella de cine. Una vez más las actrices apostaron por los tonos sólidos, sobretodo blanco y negro, trajes que nos hicieron tener un deja vú de ellas mismas en red carpets anteriores –no podemos ser objetivas con Cate Blanchett y Charlize Theron– y estilismos con poca gracia.
Archivados quedaron los Alexander McQueens, Azedine Alaias, Giambattista Valli y Rodartes, con los que tanto soñamos. En cambio solo obtuvimos a Rooney Mara vestida (nuevamente) con un traje de encaje en blanco hueso, de Givenchy; Reese Witherspoon con vestido strappless, de Oscar de la Renta; Sofía Vergara en un Marchesa de escote corazón, Naomi Watts en un diseño de columna con palabra de honor, de Armani Privé…
Atención: en caso de aburrirse acuda al plan B: las fiestas.
Y así fue. Bastó con repasar las imágenes de entrada a la fiesta de Vanity Fair para saber que el poco riesgo que toman las estrellas del show business se condensó ahí. Jennifer Lawrence destapó su lado más rebel con un ensamble negro de crop top y maxi falda con raja con detalles en plateado, lo completó con una mini bolsa con taches, todo de Alexander Wang; Alicia Vikander cambió su traje amarillo de princesa de Disney por vestido negro de pailettes, de Louis Vuitton; Elizabeth Banks nos hizo suspirar con su traje blanco de maxicapa, de Ralph & Russo, y Taylor Swift dejó al descubierto su lado más sexy-. Nuestras preferidas de la noche, en la galería.