Hay muchas formas de enamorarse: una sucede a primera vista –sí, pasa–, otra es dándole tiempo al tiempo –esta es la más común–, y otra, quedar flechado a primera vista, conocer la historia y quedar enamorado de por vida. Algo así pasa no solo en las relaciones, sino con las marcas. Es fácil lucir cosas por cómo lucen o porque alguien famoso o importante, sobretodo en esta era de la inmediatez digital; pero sé que aún no se pierde la costumbre de ir más allá, de conocer la esencia, la historia y el legado real de las cosas. Me ha pasado varias veces y me pasó recientemente con uno de mis zapateros preferidos, Manolo Blahnik.
La cita fue en el Museo Nacional de Artes Decorativas, en Madrid. Tuve la oportunidad de visitar la exposición “Manolo Blahnik: El arte del zapato”, organizada por Vogue y que estuvo hasta el pasado 8 de marzo, Día de la Mujer. Entre los pasillos de color, bocetos, pinturas y zapatos, se expone una retrospectiva del zapatero más famoso que reúne numerosos de sus zapatos más icónicos y otros no tan famosos pero que amarás de igual forma. La muestra que se compone de 212 zapatos y 80 de sus dibujos originales, procedentes de su colección privada, un archivo formado por más de 30.000 piezas. Además, se encuentra la colección de zapatos creada para la película de María Antonieta (Sofía Coppola, 2006)) y dos trajes creados por la oscarizada Milena Canonero para la misma cinta.
Pero el mágico recorrido no acaba ahi. Además de “los Manolos” también hacen parte de la exposición otras piezas de arte puro. Hubo pinturas de Salvador Dalí, fotografías de arquitectura firmadas por Alberto Schommer, y hasta un plato y taza de moka diseñado por Vassili Kandinsky.
Debo confesar que el viaje por esas seis salas en uno de mis museos preferidos de Madrid, ha sido una de las cosas más ensoñadoras y significativas que me han pasado desde que llegué a esta ciudad que amo. ¡Gracias Manolo Blahnik, y Gracias Vogue, por esta maravillosa experiencia!.
Besos a la Moda,
Adriana