Hay tendencias y prendas capaces de definir una temporada –excepto las piezas de denim que no distinguen tiempo ni lugar–. Ideas tan versátiles pero a la vez tan contundentes y esenciales cada cierto tiempo, que se vuelven virales, versátiles y por supuesto, se reinventan. En el caso del verano la estrella es indiscutible: la camisa blanca. El clásico que sin importar la estética que lleve es puro minimalismo y un manual de uso con la sola regla que tu imaginación es lo único que importa.
Y es que puede que mientras lees este post ya tienes una imagen clara de como te gusta lucirla –ya sea con pantalones de denim o shorts, unos labios muy colorados o simplemente un recogido, si hablamos de temas beauty–. Lo cierto es que luego de que Carolina Herrera convirtiera la camisa blanca coo un básico en el guadarropa de la mujer, nadie quiere perder la oportunidad de lucirla. En verano, por ejemplo, es la prenda estrella gracias a su frescura y femineidad.
A lo largo del tiempo puedo dar fe de que este básico funciona. La amo. En verano es la salvadora ideal de mis looks. Por ejemplo, no sé si sea muy pronto para un #fbf, pero supero uno de los looks más cool que he llevado a un viaje a la playa. Si me leen, recordarán que hace poco realicé un viaje con Neutrogena a las Bahamas, justo antes de que subieran las temperaturas. Tuve la oportunidad de compartir algunos de mis outfits con ustedes, sin embargo mi preferido lo marcó un pantalón mostaza y una camisa blanca sujetada en la cintura. Completé el look con aretes de Mercedes Salazar, gafas Miu Miu y sandalias de cuero de Hermés.