Dicen que uno siempre vuelve a los lugares donde amó la vida, a donde fue plenamente feliz, a sus raíces. No puedo estar más de acuerdo. Miami es mi casa, pero Colombia es mi hogar, mi rincón seguro y el lugar donde está mi corazón; por eso visitar mi querido país siempre es más que un placer, es una necesidad del alma y del espíritu, y cualquier excusa es válida, sobretodo si viene firmada por el amor. ¿Mi última aventura? El viaje a La Sabana de Bogotá del 4 de julio.
Para celebrar la independencia de Estados Unidos, mi segunda casa, viajé un fin de semana completo a este bello lugar para recargar energías y disfrutar de la naturaleza en su estado más puro. El plan no podía ser más perfecto: largas caminatas en las que solo se divisaban verdes, divertidas cabalgatas, reuniones al lado de la chimenea, etc; planes en los que los teléfonos móviles y computadores quedaron destinados al olvido, todo en pro a la tranquilidad y a desconectar.
Los días pasaron y cumplieron su propósito: renovación completa de adentro hacia fuera. No solo descansó mi mente y mi cuerpo, sino mi piel y mi pelo. Durante tres días completos no hubo contaminación en el aire que abriera mis poros e irritara mis ojos, fuera secadores y planchas para maltratar el cabello, todo lo que hubo fue aire puro y mucha vitamina D, proveniente directamente del sol. Al final de eso se trata todo, de hacer un “stop” en diversos tiempos de la vida para recargarse de nuevas cosas, y qué mejor sitio que uno en el que se respire vida.
Empacar para este fin de semana no se convirtió en una tarea difícil. Estaba claro que lo principal era un sombrero –o varios–, mi mini carriel, productos esenciales para sobrevivir al inclemente clima del lugar, y mis artículos de aseo preferidos, como mi línea para el cabello de Aveeno. Quienes siguen constantemente mis aventuras por este medio o en las redes sociales, saben que tengo una nueva afición por estos últimos, porque emplean el poder de ingredientes Active Naturals, extraídos directamente de la naturaleza, y restaura el pelo desde la raíz sin destruir las fibras naturales, gracias a sus limpiadores libres de sulfato.
Pocas cosas hay más placenteras que regalarte el tiempo para estar bien. Para hacer un stop en los “corre corre” de la rutina y escaparte un tiempo para empezar de cero. Es una sensación única a la que decidí entregarme este 2016 y que me ha ayudado en todos los aspectos de mi vida. Vale la pena hacerlo, ¡atrévete!.