Quizá fuimos demasiado soñadores. Pero, ¿cómo no?. Esta Gala del MET era nuestra –si, nuestra. De nuestra generación, de nuestros avances…¡completamente NUESTRA!–, y por falta de documentación, miedo, o sencillamente falta de ganas, los grandes invitados la destinaron al olvido. “Manus X Machina: La Moda en la Era de la Tecnología”, es la nueva exposición del Costume Institute de Nueva York; la misma que sirvió como guía para el dress code que debían seguir los invitados a la gran fiesta de inauguración, que estaba a cargo de la gran Anna Wintour.
La idea era cuestión de interpretación –o no–: el hombre o la máquina, o en su defecto (e intención) la unión de ambos, del oficio artesanal e innovación tecnológica para la construcción de las nuevas piezas. ¿El resultado final? No, no desfilaron asombrosos diseños con tejidos inteligentes, impresiones en 3D, ropa animatrónica, nano tejidos, o lo que es lo mismo, vestidos firmados por de Iris Van Herpen, Hussein Chalayan, Yohji Yamamoto o Alexander McQueen; en su lugar vimos sobre la alfombra roja los Valentinos más etéreos de la historia, los Balmains más recargados, y otros que hasta el momento no tenemos idea de qué hacían ahí.
Así, la gran noche de la moda se convirtió en una sucesión de trajes que abrazaron estilos que iban del barroco al gótico, pasando por el renacentista, el viejo Hollywood, el cowboy, y hasta varios que bien pudieron haber sido llevado a los Oscars y salir victoriosas. Todos con un común denominador: el color plata. Era algo así como un capítulo alternativo de Robocop.
Sin embargo, algunas intentaron hacer la tarea: Claire Danes hizo suspirar al planeta con un diseño de de estilo princesa fabricado en fibra óptica, de Zac Posen; Karolina Kurkova lució un traje con software integrado que se iluminaba cada vez que alguien tuiteaba sobre ella, fue diseñado por Marchesa; Emma Watson, por su parte, unió fuerzas con Calvin Klein y Eco Age para fabricar un vestido cuyos materiales fueran el resultado de botellas recicladas; Kim Kassel llevó un increíble diseño de Giles Deacon que incorporaba impresiones en 3D; Beyoncé dividió opiniones en la red con un traje hecho de latex, de Givenchy; y, de los 137 looks que recorrieron la alfombra roja de la Gala del MET, Liu Wen fue la única que llevó un diseño de Iris Van Herpen.
Increíble. Al final, ¿qué podíamos esperar de una gala en la que su directora nunca se ha regido por el tema de la noche para escoger su propio atuendo?. Nada. Luego de esta decepción solo queda esperar para conocer cuál será la temática del próximo año y rogar que sea una que no nos genere grandes expectativas, y que así, sin altos propósitos, logre devolverle el buen nombre a la alfombra roja de la #METGala.